Cuando estaba en la universidad pertenecía a un experimento de canal universitario de circuito cerrado. Teníamos en esos días un problema de intervención en la Escuela de Comunicación Social: el decano había tomado la dirección de la Escuela e intervenía a diestra y siniestra cualquier actividad estudiantil que desde allí se apoyara, sin contar el régimen de chismes y persecución entre grupos de profesores que se armó. Desde el centro de estudiantes organizamos actividades, protestas, asambleas, conciertos "por la libertad de la Escuela", en fin. El primer enfrentamiento grande lo tuvimos luego de que el Decano nos llamara a los 3 estudiantes que éramos "jefes de área" de este canal universitario para decirnos que no se iba a transmitir nada sin que él personalmente viera todos y cada uno de los "chorizos de programación" que montábamos (imágínense, la programación semanal estaba organizada en 3 cassettes de VHS de 7 horas cada uno... ¿cuándo iba a revisar un Decano ese material? ¿Cuándo saldría al aire nuestro canal?). ¿Este hombre nos estaba aplicando censura previa en una Escuela de Comunicación? Fin de mundo.
Fuimos a una asamblea de estudiantes convocada por el mismo Decano con el centro de estudiantes y organizadores de otras iniciativas extracátedra. Pues los de Utv nos paramos al fondo con tirro en la boca y carteles de "Estoy censurado por el Decano". 30 chamos de 1er a 5to año contra el Decano, diciéndole en su cara que todo el apoyo que ofrecía en esa asamblea era mentira. El centro de estudiantes al final nos ofreció su apoyo, que contáramos con ellos, que les dijéramos qué teníamos pensado y ellos estarían para nosotros y todo el cuento. Era un momento de gloria para nosotros. La primera era una protesta (que según Robert Alonso, sería técnicamente una guarimba) sentándonos todos en el pasillo donde estaba el televisor de Utv frente al cafetín, sentarnos de manera de trancar el pasillo. Necesitábamos mucha gente, más de los 30 que éramos en el canal.
El asunto es que al momento de la protesta, era un jueves a las 2 de la tarde, fuimos a sentarnos en nuestro pasillo. Pero nadie llegó además de nosotros. De hecho incluso, de los 30 chamos que nos habíamos parado en esa asamblea, no llegaron todos, los que estaban se sentaron un rato, y luego se paraban para ir a comprar algo en el cafetín, los del centro de estudiantes nos mandaban a decir que "ya venían", en fin, desastre. Recuerdo la impotencia del momento, fui a los del centro de estudiantes -del cual yo formaba parte y además eran mis amigos- a decirles de todo, desde "faltos de bolas" hasta "traidores", en fin. El drama. Ese día lloré de rabia, de indignación, de impotencia. Por minutos (tal vez un par de días, confieso) convertí a mis compañeros de la representación estudiantil y del centro de estudiantes en mis "enemigos", porque, claro, me habían dejado solo en ese episodio.
Afortunadamente, la rabia se me pasó. Pero, en paso de la "rabia" a "volver", un par de buenos amigos profesores me pusieron en perspectiva algunas cosas sobre causas, protestas y compromisos, que en los últimos tiempos me ha tocado revisar de nuevo, y agradezco:
1. Identifica bien tu bandera de lucha, y no, un hecho puntual (Utv, en este ejemplo) no es una bandera. Una bandera tiene que ser algo que arrope más que una particularidad.
2. No todo el mundo se movilizará por tu causa particular de la misma manera, ni con la misma intensidad que tú quisieras, porque no todos son dolientes de la misma manera. Pero no son menos válidas las otras acciones que realicen. Cada quien va haciendo su trabajo.
3. En el peor de los casos, no te enfrasques en deprimirte por los que no se movieron, puedes enfocarte con los posiblemente pocos que sí acudieron a tu llamado. Dicho de otra manera, que los que no fueron a hacer lo que tú querías te impida ver a los que sí.
4. Las grandes multitudes animan, hacen bulla y son importantes, pero los cambios fundamentales, los hacen pequeños grupos que actúan en espacios concretos. Así funciona, y unos no quitan mérito a los otros.
Utv no volvió a salir al aire. Pero, en menos de un par de meses el Decano salió de la Escuela y el Consejo Universitario nombró a otro Director, que para "coincidencias afortunadas" habíamos sugerido en incansables reuniones con las altas autoridades de la universidad. Algunas cosas mejoraron, otras no. Vinieron tiempos más estables. El punto es que no importa cuánta gente acuda o participe en cada manifestación para cambiar las cosas.
Es que no hay una única manera de manifestarse Cada quien lo haga como mejor pueda o quiera. El que quiera marchar que marche, el que quiera escribir, el que quiera hablar, el que quiera hacer trabajo social, el que quiera militar en tal partido, etc. Creo que todas son válidas según quien las necesite. Y a nadie hay que perseguir porque promueve una u otra, o porque falta a una o a otra. Lo importante en todo caso es el compromiso para cambiar aquello que necesitamos cambiar cada uno, para que nuestros espacios mejoren para nosotros. Y con esa persecución "al que no protesta como yo quiero" no vamos a lograr mayor cosa.
Al menos, eso fue lo que yo aprendí...
PD. A mis buenos amigos de aquel movimiento estudiantil de la UCAB '96-97, los "adecos culturosos", jejeje. Un gran abrazo.
(*) Imagen tomada de http://elyacare.files.wordpress.com/2007/08/protesta-de-obreros-graficos.jpg