12 de agosto de 2008

Las nuevas leyes de Chávez

Esta mañana intenté por tercera vez en una semana hacer la revisión del carro en tránsito terrestre. Para quienes leen esto y no saben, es un documento necesario para efectuar la venta del carro, y con la cual Tránsito Terrestre determina que el carro está en orden y a tono con la ley. Hay requisitos, tienes que depositar una cantidad en el banco, tienes que llevar original y copia del Certificado de Propiedad, de la hoja de contratación del seguro, de la cédula de identidad, y un recibo cancelado de servicio público. En la cartelera de tránsito están publicado también, que si el carro no está a tu nombre, tienes que tener una autorización firmada por el titular del carro, con copia de su cédula y número de teléfono para contacto.

Pues hoy estaba con todo eso, finalmente. A las 4 de la mañana me desperté y fui a hacer mi cola, para salir temprano. Cuando llegué ya había cinco carros delante. A las 6 y media de la mañana sale el incríble funcionario de Tránsito para organizarnos y revisar los recaudos, luego de lo cuál nos asignarían nuestro número de atendimiento. El cuento es que hoy, la "autorización firmada" tenía que estar ¡notariada!, cosa que no está escrita en ninguna parte dentro de los recaudos. Más de uno rebotaba. Yo rebotaba.

Trato de buena manera de hacerle ver al fiscal que en la cartelera no decía que era notariada, que ya el otro día otro funcionario me lo había dicho verbalmente, que con la autorización firmada y la cédula era suficiente. Pero no, su repsuesta es "y cómo sé yo que eso es verdad, y que el de la autorización es el dueño del carro?" ¿Pero para qué carajo es esa revisión? Si yo estoy mintiendo, y ese carro no le pertenece al que firma la autorización y tampoco corresponde con el titular del certificado de propiedad... entonces yo voy preso! Porque ese carro estaría robado, o falsificados los papeles... PARA ESO ES LA REVISIÓN, Y ESE ES EL RESULTADO QUE SE ESPERA DE LA REVISIÓN. ¿O soy yo el que no entiende cómo es la cosa?

A todas estas, la discusión era entre el fiscal y yo, al parecer, el único que estaba en esa situación, porque todos los demás que rebotaron estaban calladitos, a lo sumo movían la cabeza de un lado a otro, pero ninguno hablaba. Trato pues de "aglutinar" voluntades, en lo que considero un atropello y una falta de respeto al tiempo de uno, y ala inteligencia además. Nadie. "Nooo vale.. qué vaina" decían unos y se daban la vuelta. "Estos si son bravos", decían entre dientes otros y se ponían a revisar lso papeles como si por arte de magia fuera a aparecer el permiso notariado. Nadie. El único pendejo reclamando respeto era yo. Y los que no necesitaban autorización porque eran los titulares (a quienes en cualquier momento les puede pasar lo mismo), "Bueno, entonces vengo yo ahora". Brincando en una pata. Porque además, los venezolanos somos muy solidarios, eso oigo a cada rato.
Luego de 15 minutos presionando, me di cuenta de que yo solo no iba para ningún lado. No te vistas, que no vas. Caminé hasta el carro, y otro que estaba en la misma me habló -muy molesto ahora sí- "¡Coño! ¿Tú sabes cuánto cuésta habilitar una notaría???" No pude evitar responderle "De bolas que sé, lo que no sé es porqué no vas y se lo dices así mismo al fiscal que te rebotó, pajúo!" Me monté en mi carro y me fui.
A lo que voy. Si no somos capaces de hacerle frente a un pinche fiscal de tránsito que decide atropellarnos con una norma que no existe, ¿qué se puede esperar frente a atropellos mayores?
Por eso no me ocupa lo más mínimo las nuevas leyes de Chávez. No me preocupa quién se va a montar en gobernaciones y alcaldías. Igualito nos seguirán atropellando. Igual nos van a seguir robando en las narices. Mientras no seamos capaces de defender nuestra dignidad cotidiana, aquí no habrá quien viva.

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