5 de junio de 2008

¿Y mis compotas quién me las guarda?

Yo sé que mucha gente tiene la mala maña de llevarse las cosas de las tiendas. Sí, diríamos "robar" porque eso es lo que es. No son ladrones de mano armada, pero roban pues. Eso ha forzado a muchisimas tiendas a reforzar sus sistemas de seguridad y vigilancia. Eso lo entiendo. Lo que no entiendo ni acepto es la especie de que uno no pueda entrar a ciertas tiendas sin que te caigan encima con eso de que "no puede pasar con esa bolsa, tiene que dejarla en la caja", como si entrar a una tienda con una bolsa fuera indicio inequívoco de que "te vas a llevar algo encaletado". Casi es más peligroso que entrar con una pistola.

Es decir, lo entiendo ciertamente en ¿supermercados? ¿farmacias grandes con estanterías de autoservicio? Y los pongo entre interrogaciones porque en una sociedad que se comporte bien ni siquiera en esos sitios haría falta la desconfianza (porque a eso voy, a la desconfianza). Lamentablemente, los venezolanos no s hemos convertido en la mayor expresión de la mala fe en cuanto a atención al cliente se refiere. Esto tendría muchas aplicaciones, pero me voy a referir al asunto de las bolsas.

Yo entro a una librería con una bolsa de supermercado azul traslúcida en la cual llevo 5 compotas que recién compré en el supermercado. Estoy revisando los libros de la sección de comunicación, cuando a los 10 minutos llega casi corriendo una muchacha de la tienda extendiéndome en sus manos un cartoncito plastificado, y diciéndome "señor, no puede pasar con esa bolsa, démela para guardarla en la caja" Yo le digo que no hay problema, que entonces regresaré en otro momento cuando no tenga bolsa. La muchacha, eso sí con voz muy suave me insiste "pero no hay problema, la puede dejar en caja", entonces no pude evitar responderle muy suave pero creo que muy claro que "no, claro que había problema, porque si ella asumía que yo podía llevarme un libro que está protegido en esa bolsa transparente además, pues yo tenía el mismo derecho a asumir que cualquiera de ellos podía quedarse con alguna de mis compotas". Muy sonriente, salí de la librería.

Claro, la chama está solo cumpliendo las órdenes y normas que el dueño del local impone para protegerse. Eso lo entiendo. Pero no puedo dejar de sentir que es hasta cierto punto un mal trato a tu cliente decirle de entrada "estoy asumiendo que vienes a robarme, así que..." y que la mayoría de nosotros lo aceptamos sin caer en cuenta de la sutileza del asunto.

Vale, que todavía peor me parece que como sociedad nos hayamos permitido generar tales niveles de desconfianza y mala fe. Porque no puedo meter la mano en fuego por todos...

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