4 de noviembre de 2008

Change we can

Todo parece indicar que hoy habrá cambios en los Estados Unidos. Por lo menos de imagen. La idealización de un presidente norteamericano joven, trigueñoso y de proveniencia bastante más humilde que sus antecesores es algo que impacta. Pareciera que se estuvieran bajando de su pedestal de omnipotencia y nos dijeran que "bah, tampoco somos tan sobraos, somos gente sencilla como todo el mundo". No sé, digo yo que eso también influirá en la manera en cómo los norteamericanos se verán a sí mismos a partir de ahora (o bueno, si resulta electo, ya está incidiendo). Solo por eso a mí me gusta de entrada la idea de Barack Obama como presidente norteamericano.

Claro, una cosa es la imagen y otra la práctica real. En nuestro caso particular venezolano, también próximos a una elección que se ha pintado trascendental -por primera vez en muchísimos años una elección regional tiene aires casi equiparables a una presidencial-, estamos a la expectativa de ver cómo se realizan los discursos y promesas de cambio. Todos prometen cambio, los opositores prometen cambiar el camino de corrupción y desidia que se ha instalado en las administraciones chavistas. Los chavistas repitientes, los nuevos y los disidentes prometen también cambios dentro de su mismo proceso. Pero claro, eso es lo que se estila en campaña.

Puedo parecer pesimista, pero el asunto está en que venga el gobierno que venga, parece que el mayor cambio que esperamos es ver suplantar a una línea de partido por otra; como si nuestro problema de raíz fuera "la persona" al frente de la administración pública, y no nuestras "maneras" de hacer que las cosas funcionen bien o mal (y no solo en la administración pública) ubicándonos de cualquier lado de la balanza ideológica.

Ojalá las esperanzas de cambio en nuestro país, en nuestras gobernaciones y alcaldías, incidiera o fuera un reflejo de cómo nos queremos ver los venezolanos, y sobre todo en el cambio de actitud frente a lo que nos pasa todos los días y cómo dejamos que sigan pasando, para que el cambio sea real y práctico y no un "deseo que no empreña". Porque de cambiar uno puede cambiar, el asunto es si realmente queremos.

2 personas osaron a comentar este artículo:

Elka María dijo...

YO creo que falta demasiado para que la importancia de las elecciones tenga la repercusión necesaria, ahora se quiere un cambio pero que nadie sabe para donde, y lo elemental de ser ciudadanos que sería un Tremendo cambio eso no lo piensa nadie. Nada va a cambiar si no empezamos por nosotros. Un presidente no sirve de nada. Un gobernador o alcalde, menos.

NO se, no es por pesimismo...

Salute.

Alfredo Calzadilla dijo...

Gracias Elka por escribir. Espero que el cambio de líderes también proponga un cambio de ejemplo... Digo... no es por optimismo tampoco... ;-)

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