Todavía no salimos del asombro con la muerte de Javier García, y de una salen unos análisis tan fáciles, que deberían poner a esta gente a trabajar en el asesinato del fiscal Anderson, mínimo. A menos que la gente del medio se muera por un infarto incuestionable, o de una ura enfermedad reconocida anteriormente por todos, no faltará quien salga a "justificar" la muerte de tal o cual, porque seguro era esto o lo otro. En este caso le tocó a Javier García.
Ya salieron por ahí, comentarios, que se riegan ahora facilito por mensajes de texto, por emails y hasta en el facebook especulando (con carácter de "eso fue así") sobre que lo mataron porque un problema de faldas -en el mejor de los casos que me han llegado-, o porque como que era "del otro lado", o por un ajuste de cuentas (que deja presumir que el muchacho andaba en líos no tan legales). ¿Qué sencillo, no? Es decir, ¡eso lo explica todo! Ahora me siento más tranquilo...
Qué mala manía. Ojo, yo no soy quien tampoco para meter la mano en el fuego por nadie... Pero es que hablar paja sin saber nos hace mejores personas, o nos pone a salvo de que nos pase lo mismo, o simplemente nos da un fresquito por dentro por "saber más que los demás", no sé. Y digo que es paja, porque nadie de los que han regado esas especies estuvo allí, y apostaría lo que fuera a que ninguno conoció a Javier. Además, muchos son colegas.
Yo no fui amigo de Javier García. Pero da rabia cómo mucha gente se llena la boca con la muerte de los demás tan alegremente. Yo solo les diría que le dediquen un tiempo a sus propios traumas. Se murió un periodista que le echaba bolas, respeten eso por lo menos. Les devolverán la actitud cuando se mueran ustedes.
17 de junio de 2008
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