Jamás estuve en contra de los médicos cubanos. Más allá de las razones políticas por las que Chávez se los haya traido, trato siempre de hacer el ejercicio de verlos en su contexto general, y sobre todo como personas que son. Me explico.
Un año despues que llegaron los cubanos a Puerto Ordaz, estaba haciendo mercado y había un grupo de ellos haciendo sus compras. Se ve que alguno de ellos era recién legado y era la primera vez que pisaba un "Santo Tomé", porque estaba como hipnotizado en el pasillo de los cheez-wheez, rikesas, y demás menjurjes con queso fundido para untar. El otro cubano, más experto, le decía animoso y cómplice "Agarre compadre, con cofianza, que son sabrosos, agarre uno pa' que pruebe".
Eso se me quedó tan grabado. El brillo en los ojos del cubano. Era algo para llorar, pero no de lástima siquiera. Qué felicidad tan pura, tan infantil, tan genuina. Para nosotros que un cheez-wheez pasa tan cotidiano y dispensable, para ellos era un mundo nuevo descubierto. No me importa de quién sea la culpa del bloqueo. Ni voy a caer a reflexionar sobre si Fidel es tal o cual. No es mi punto ahora.
Mi punto es que estoy en otro país, apenas de vacaciones. Y acabo de ir a un mercadito chiquito con mi hermana, mi papá y mi tía. Y mi tía dice que en este mercado no se consigue nada... y para nosotros todo el mercado era cheez-wheez.
Y salimos casi llorando, esta vez sí de lástima. Porque nosotros no estamos bloqueados internacionalmente. Porque nosotros somos un país con tantos recursos (que no digo que seamos un país rico, pero sí uno en el que entra plata parejo y lo que nos llega a los de a pie son limosnas, ni siquiera). Porque somos un país de gobiernos ricos, que es distinto. Porque tenemos derecho a comer, carajo, lo que nos dé la gana. Y punto.
PD: Sigo sin poder cargar fotos, creo que es la versión del IE que tiene esta máquina... queda pendiente.
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