Hay películas interactivas, sin saberlo sus realizadores. Me refiero a que después de verlas, uno tiene el poder de jugar con ellas y “re-editarlas” mentalmente, quitar las partes que no nos gustaron, dejar las que sí, y terminar con una película totalmente distinta. Entonces uno sale del cine contento. Eso no quiere decir que a uno le gustó la película, simplemente le reconocemos la posibilidad de ejercitar la mente y la creatividad. De eso quiero escribirles.
Por ejemplo, ayer fui a ver “Sobrenatural” (The Mist), con dudas, pero convencido por el argumento de un amigo de que Frank Darabont nos ha hecho ver películas de la talla de “Sueños de Fuga” (Shawshank’s Redemption) y “Milagros Inesperados” (The Green Mile), ambas adaptaciones de novelas de Stephen King, que había que darle el beneficio de la duda con esta. Así que a pesar del tentáculo que pudimos ver en el trailer… dije, aquí vamos, con la mente lo más abierta posible.
Y la película comenzó con buen pie. Un drama ambientado en una localidad rural, luego de una fuerte tormenta el pueblo se encuentra tomado por una niebla muy extraña, y un grupo considerable de personas se ve atrapada en un supermercado sin saber qué hacer, sin saber qué hay en la niebla, y con algunos rumores que comienzan a crear paranoia, alianzas y desconfianzas entre ellos. Hasta ahí vamos muy bien.
El asunto se complica cuando empezamos a ver a los monstruos que hay en la niebla y se convierte en una película de “acción fantástica”. Es como ver dos películas distintas: una con un planteamiento de organización social originado por el miedo a lo desconocido, y otra completamente sin sentido , donde “teníamos que gastar el presupuesto de efectos especiales y no se nos ocurrió otra cosa mejor”, con personajes que tienen inhibido el sentido de supervivencia. Tan sencillo.
Así que, tal como comencé a escribir, la gracia de “Sobrenatural” es que uno puede descartar luego las escenas donde se vea explícitamente algún monstruo, y unir mentalmente todas las demás, y tendremos una película de relaciones sociales motivadas por la paranoia y el fanatismo muy interesante. Igual, no será la mejor película que hayas visto, pero interesante, además en esa nueva perspectiva, el final es mucho, mucho más sórdido.
Claro, es la película de Darabont y no la mía la que se exhibe, y no condeno para nada su decisión de optar por una película de “terror fantástico”. Simplemente, para mí el problema del terror actual es que te lo muestra todo, y no deja espacios a la imaginación del público. La tecnología nos da tantas posiblidades hoy en día, que a veces parece que los directores olvidan que la mejor de las “máquinas del miedo” está en la mente… y no en la vista.
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