Hoy, el amigo bloguero Luis Carlos publica en su Periodismo de Paz una nueva reflexión sobre el fraude electoral. En su entrada, nos argumenta en qué parte del imaginario electoral colectivo se encuentra el fraude (en una mala estrategia electoral de nuestra oposición) y dónde no (las posibilidades electrónicas de controlar los numeritos en las máquinas de votación). Palabras más, palabras menos.
El asunto del imaginario electoral es que ya está configurado, y como imaginario es irracional es muy difícil hacerle filtros lógicos. Digan lo que nos digan, argumenten lo que argumenten, para nosotros no hay otra posibilidad sino que el gobierno tenga todo listo para amañar los resultados a su favor. Conozco mucha gente que aquí da como gandor a Rangel Gómez, nuevamente, pero eso sí "con maña"; si le asomas la posibilidad de otro ganador -a pesar de que eso quisieran- en seguida te replican "¿y cómo van a hacer la trampa para ganarle a Rangel?".
Lo realmente terrible de ese "fraude" es que es la excusa perfecta que hemos tenido para no ir a votar, y sacarle el cuerpo. ¿Qué voy a hacer yo "perdiendo" mi voto, si me lo van a robar? Y así, tranquilazo, no voto. La opción contraria gana, y es culpa del fraude del gobierno. "Locus de control externo". Simple, y además cómodo.
Yo a decir verdad tampoco es que voy a poner la mano en el fuego por la honestidad y transparencia del CNE, ni de nadie, porque ciertamente hemos tenido historias medio raras en elecciones. Desde Venevisión como vocero oficial del CSE dando los ganadores presidenciales antes que nadie, hasta aquel mito de la compra-venta de Caldera y Velásquez en el '94, y la nunca bien ponderada máxima electoral de que "acta mata voto" refrendada tantas veces por los adecos de las elecciones pre-electrónicas. Pero si algo es cierto es que para reclamar que hubo fraude hay que ir a votar primero, porque al que no vota no lo trampean. Es como el cuento del que nunca compra los tickets de la lotería y luego se queja de nunca se la ha ganado.
Entonces, yo sí voy a votar. En toda la historia de fraudes electorales que tenemos, (antes y después de Chávez) podemos decir que por lo menos el referendo de la reforma no lo amañaron y ganó el NO. Ya saldrán a decirme "pero es que los porcentajes eran mayores", bueno, no me importa. Yo voté y gané. No me importa si me van a hacer trampa. Pero si me hacen fraude entonces reclamaré, porque yo voté... ¿y tú?
El asunto del imaginario electoral es que ya está configurado, y como imaginario es irracional es muy difícil hacerle filtros lógicos. Digan lo que nos digan, argumenten lo que argumenten, para nosotros no hay otra posibilidad sino que el gobierno tenga todo listo para amañar los resultados a su favor. Conozco mucha gente que aquí da como gandor a Rangel Gómez, nuevamente, pero eso sí "con maña"; si le asomas la posibilidad de otro ganador -a pesar de que eso quisieran- en seguida te replican "¿y cómo van a hacer la trampa para ganarle a Rangel?".
Lo realmente terrible de ese "fraude" es que es la excusa perfecta que hemos tenido para no ir a votar, y sacarle el cuerpo. ¿Qué voy a hacer yo "perdiendo" mi voto, si me lo van a robar? Y así, tranquilazo, no voto. La opción contraria gana, y es culpa del fraude del gobierno. "Locus de control externo". Simple, y además cómodo.
Yo a decir verdad tampoco es que voy a poner la mano en el fuego por la honestidad y transparencia del CNE, ni de nadie, porque ciertamente hemos tenido historias medio raras en elecciones. Desde Venevisión como vocero oficial del CSE dando los ganadores presidenciales antes que nadie, hasta aquel mito de la compra-venta de Caldera y Velásquez en el '94, y la nunca bien ponderada máxima electoral de que "acta mata voto" refrendada tantas veces por los adecos de las elecciones pre-electrónicas. Pero si algo es cierto es que para reclamar que hubo fraude hay que ir a votar primero, porque al que no vota no lo trampean. Es como el cuento del que nunca compra los tickets de la lotería y luego se queja de nunca se la ha ganado.
Entonces, yo sí voy a votar. En toda la historia de fraudes electorales que tenemos, (antes y después de Chávez) podemos decir que por lo menos el referendo de la reforma no lo amañaron y ganó el NO. Ya saldrán a decirme "pero es que los porcentajes eran mayores", bueno, no me importa. Yo voté y gané. No me importa si me van a hacer trampa. Pero si me hacen fraude entonces reclamaré, porque yo voté... ¿y tú?
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